Seis años después de haber escrito el artículo «Todos queríamos ser innovadores» en Julio del 2017, retomo algunas ideas y vuelvo a darle vueltas al tema, ya que se mantiene vigente en la mente de todos.
En un mundo globalizado y en constante cambio, aparece con fuerza la idea que la innovación se ha convertido en un elemento clave para el éxito empresarial. Las empresas que son capaces de innovar de forma constante son las que tienen más probabilidades de mantenerse a la vanguardia de su sector y de superar a sus competidores.
Pero el sólo hecho de innovar en algo (sobre todo cuando lo asimilamos sólo a la creatividad), no es garantía de que se vayan a tener los éxitos esperados. Hay que tener cuidado al innovar, tener en cuanta siempre la estrategia que se ha planteado, el momento que se vive , las tendencias previsibles en el entorno y sobre todo que solucione un problema, para el cual la innovación proporcione un valor agregado que alguna solución tradicional no hace.
Procesos para impulsar la innovación
Justamente para intentar que los productos de la innovación tengan un impacto positivo en nuestra realidad, es que es necesario separarlo de ser un proceso de inspiración casi artística, a un proceso basado en una metodología.
La innovación no es un proceso aleatorio. Es importante tener en mente que es un proceso estructurado que facilita la generación de ideas, su evaluación y su implementación.
Un proceso de innovación típico puede dividirse en las siguientes fases:
- Identificación del problema: Aunque existe la innovación espontánea, esta no es habitual. Por lo tanto un muy buen punto de partida es un problema a resolver o mejorar de una manera distinta y mejor a lo que exista.
- Generación de ideas: En esta fase, se busca generar la mayor cantidad posible de ideas para resolver el problema identificado. No todas las ideas terminarán el proceso. Es más, sólo una pequeña cantidad de ellas lo hará, por lo que es importante asegurar la mayor cantidad posible de estas, y propiciar un ambiente en el que , ahora si, la creatividad y el pensamiento latera, fuera de la caja, sea el principal protagonista.
- Evaluación de ideas: Las ideas generadas se deben evaluar para determinar su viabilidad y su potencial de éxito. para eso hay que tomar en cuenta entorno, el mercado y las tendencias. Esto marcará la viabilidad de convertir en realidad lo ideado. Las que sean poco viables de dejan en el camino, pero no se desechan, lo que hoy no es viable, puede que mañana sea la solución perfecta.
- Desarrollo de prototipos: Con las ideas que parecen viables, pueden hacerse prototipos de manera de ver de manera real y práctica el producto funcionando. Por su naturaleza los prototipos son una manera rápida de generar un producto terminado, aunque aun con algunas limitaciones, pero plenamente funcional. Para esto es importante que el equipo de desarrollo se conforme de manera multidisciplinaria, para evitar sesgos y distorsiones. Tecnología debe ser sólo un participante más de muchos.
Este proceso puede adaptarse a las necesidades específicas de cada empresa, pero en general, es una buena base para impulsar la innovación.
Cualidades individuales para la innovación
Todos generamos ideas constantemente, eso es propio del ser humano. Lo que nos frena muchas veces es no externar esas ideas, frustrarse cuando algo no funciona y no poder aportar a la idea de alguien más.
Por eso debe haber una cultura de la innovación que fomente e impulse esta creatividad, además de hacer entender que aunque la mayoría de las ideas se quedarán en el camino, no significa que sean malas ideas. Puede ser que aún no tengamos la tecnología adecuada o bien el mercado no esté maduro.
Por lo mismo hay que buscar personas que manejen bien la frustración y vean en cada falla o fracaso una oportunidad para seguir empujando, mejorando y generando ideas. Además deben ser capaces de abrazar como propias ideas de otros de modo de aportar sus propios puntos de vistas e impulsar su desarrollo en los equipos multidisciplinarios.
Es importante orientarse a las siguiente cualidades:
- Creatividad: La capacidad de generar ideas nuevas y originales.
- Resolución de problemas: La capacidad de identificar y resolver problemas de forma efectiva.
- Adaptabilidad: La capacidad de adaptarse a los cambios y a las nuevas situaciones.
- Trabajo en equipo: La capacidad de trabajar de forma colaborativa con personas de diferentes disciplinas.
Las empresas pueden buscar estas cualidades en sus procesos de contratación y desarrollo de personal.
Cómo manejar el fracaso
La innovación conlleva un cierto grado de riesgo. Es probable que algunas ideas fracasen, incluso después de haber sido evaluadas cuidadosamente.
Es importante que las empresas tengan una actitud positiva ante el fracaso. El fracaso no debe verse como un signo de debilidad, sino como una oportunidad de aprendizaje.
Las empresas que tienen una cultura de innovación positiva fomentan la experimentación y la toma de riesgos. Los empleados de estas empresas se sienten cómodos compartiendo sus ideas, incluso si parecen descabelladas.
Cuando una idea fracasa, es importante analizar las causas del fracaso para aprender de él. Esto ayudará a la empresa a mejorar sus procesos de innovación y reducir el riesgo de fracaso en el futuro.
Por eso es importante no castigar el fracaso, este por si mismo no es malo, ya que, aunque tomemos todas las precauciones posibles, siempre una idea que de inicio se puede ver genial, puede fracasar rotundamente cuando tratamos de aplicarla a un ambiente real. Ya lo vimos antes.
Por eso, más que sentirse abrumado y fracasado, hay que trabajar en la idea de cómo se puede mejorar esto. Qué fue lo que no salió como esperábamos y qué cambios se pueden hacer para revertir esa falla. En este punto podemos incluso reiniciar el proceso anterior sólo cambiando lo que, ya con el caso real, no funciona para su aplicación práctica.
Las empresas pueden tomar las siguientes medidas para manejar el fracaso:
- Aceptar el fracaso: La primera etapa para manejar el fracaso es aceptar que ha ocurrido. Las empresas no deben intentar negar el fracaso o culpar a otros.
- Analizar el fracaso: Una vez que la empresa ha aceptado el fracaso, debe analizar las causas del fracaso. Esto ayudará a la empresa a aprender de sus errores y a reducir el riesgo de fracaso en el futuro.
- Aprender del fracaso: El análisis del fracaso debe conducir a acciones concretas para aprender del fracaso. Las empresas deben implementar cambios en sus procesos o en su cultura para reducir la probabilidad de que el fracaso vuelva a ocurrir.
- Continuar innovando: El fracaso no debe desalentar a las empresas de continuar innovando. Las empresas deben aprender del fracaso y seguir buscando nuevas ideas para mejorar sus productos y servicios.
Conclusiones
La innovación es una parte clave del éxito empresarial. Las empresas que son capaces de impulsar la innovación de forma efectiva tienen más probabilidades de alcanzar sus objetivos y de mantenerse a la vanguardia de su sector.
Las empresas pueden impulsar la innovación mediante la implementación de un proceso estructurado, la búsqueda de personas con las cualidades individuales necesarias para la innovación y la adopción de una cultura de innovación positiva.
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